Alquileres en la ciudad: Un problema de nunca acabar

Todos los años se escucha la misma frase de cientos de miles de inquilinos: “No se si renovar porque el aumento es una locura”. La ciudad de Buenos Aires es uno de los lugares en el país donde la mayoría de sus habitantes no son propietarios del lugar en donde viven. Las sucesivas crisis económicas y la especulación permanente de quienes están en el negocio inmobiliario han hecho que una persona que trabaja a tiempo completo necesite ahorrar durante años para poder ingresar en un crédito inmobiliario (el cual tiene tasas de interés altísimas y cuotas que pueden dispararse a la par del dólar estadounidense).

La realidad es que nadie alquila porque quiere. Los números relevados de varias encuestas indican que la mayoría de los integrantes de la “generación Y” (aquellos nacidos entre 1981 y 1996, también conocidos como millenials) no van a acceder a una vivienda propia hasta el momento en el cual hereden alguna propiedad de sus padres. Incluso, aquellos que vienen de otras provincias necesitan recurrir a una garantía para alquilar ya que las que disponen no suelen ser lo “suficientemente buenas” para los dueños de los departamentos o casas a alquilar.      

La constante necesidad de alquiler han hecho que los propietarios pongan condiciones sumamente rígidas para disponer de un espacio para vivir: Además de la mencionada garantía (que suele pedirse que sea de la Ciudad de Buenos Aires) se requiere de recibo de sueldo de cada una de las personas que va a alquilar (mínimo un año de antigüedad, por lo cual que alguien que trabaja como monotributista no siempre puede acceder a eso), un depósito equivalente a entre uno y dos meses de alquiler y, en algunos casos, el Veraz de las personas que van a alquilar. A esto se le puede sumar los “gastos de representación” de la inmobiliaria, equivalentes a un mes de alquiler. En caso de que las personas no accedan a esas condiciones, se sabe que hay alguien más que requiere del lugar.

Han habido intentos de formar sindicatos de inquilinos para poder mitigar los efectos de esta pelea por un lugar para vivir. Uno de ellos incluso impulsó un proyecto de “Ley de Alquileres” que lamentablemente nunca termina de definirse por completo. Al mismo tiempo, la crisis económica hace que el precio del dólar sea volátil y la posibilidad de comprar una propiedad sea cada vez más difícil. Después de todo, es insólito que en un país donde la moneda oficial es el Peso Argentino tenga el valor de compra de un departamento en Dólares. Sin ir más lejos, comprar un departamento de dos ambientes en Palermo puede costar incluso más que uno en Nueva York, una de las ciudades más caras del mundo.

Si bien existen organismos como la Organización Profesional de Cauciones que brinda la posibilidad de un seguro de caución a personas que no tienen garantía de Capital, la problemática de los alquileres parece no acabar nunca. Esperemos que en un futuro cercana la crisis habitacional en Buenos Aires pase a ser una cosa del pasado.

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