Alquilar en Capital Federal: Una odisea en tiempos modernos

En el paisaje de la Ciudad de Buenos Aires, sobre todo en los barrios más transitados, abundan una gran cantidad de edificios de departamentos de vivienda o para oficina. Puede tratarse de aquellos que tienen más de 50 años o de los más modernos, que pueden haberse terminado de construir a principio de año, pero la realidad es que la cantidad parece ser eterna. Muchos espacios que antes eran ocupados por estaciones de servicio ahora alojan una propiedad horizontal o el pozo que va a transformarse en una en los próximos años. Si alguien llega de afuera y ve este panorama es posible que piense que la Capital Federal del país no tiene crisis habitacional. Lamentablemente, quienes viven en el distrito más poblado del país saben que eso no es cierto.

Esto se debe a tres factores. El primero es que los precios para comprar inmuebles se fijan en dólares y no se modifican, a pesar que la divisa extranjera lo haga en relación al Peso Argentino. El segundo es que la especulación económica hace que los dueños de los departamentos insistan por contrato que los aumentos de alquiler sean semestrales. Y, en tercer lugar, el hecho de que la mayor concentración de trabajo y de entidades educativas se encuentren en la Ciudad de Buenos Aires, lo cual hace que personas de las 23 provincias argentinas se movilicen a la ciudad capital para conseguir empleo o formarse, lo cual hace que la demanda por viviendas sea alta. Si le sumamos otras cosas (como el requerimiento de garantías de Capital o seguros de caución para alquileres que no todas las personas tienen) podemos entender dónde surge este problema.    

Debido a los costos prohibitivos, las personas que quieren ser dueñas de un departamento o de una casa están obligadas a sacar créditos de vivienda con tasas altísimas y un alto requerimiento de capital inicial. Lamentablemente, a menos que se trate de una pareja o de una persona soltera que gane un sueldo muy alto, son pocas las personas que pueden cumplir el sueño de la casa propia en el corto plazo. Eso hace que, a menos que herede una propiedad o le hagan la sucesión de la misma, la opción más sencilla que tiene una persona es alquilar.

Y esto tiene otro inconveniente: los requerimientos iniciales. En el país, hay alrededor de 7.6 millones de personas trabajando “en negro” y otros 3.5 millones que son trabajadores autónomos; es usual que los dueños de los departamentos prioricen a personas que tengan más de uno año de antiguedad en una empresa y estén trabajando “en blanco”, lo cual perjudica a personas que pueden justificar sus ingresos pero no cuentan con un recibo de sueldo. Además, muchas de las personas que necesitan alquilar su vivienda vienen de otras provincias o del exterior, por lo cual le es imposible conseguir una garantía propietaria de Capital Federal. Por suerte, en esos casos, empresas como OPC Seguros de Cauciones están brindando una alternativa para quienes no cuenten con ese requerimiento.

Lamentablemente, la crisis habitacional de Buenos Aires no parece tener un final en el corto plazo.       

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